04-10-12 - Museo de las Ferias. Pieza del mes de octubre de 2012.
La Fundación Museo de las Ferias ha seleccionado como “Pieza del Mes” de octubre una Carta Ejecutoria de en la que los Reyes Católicos muestran su protección sobre la efímera Feria de Cuaresma, celebrada en Medina del Campo durante los primeros años del siglo XVI. Este documento, manuscrito en pergamino, es un buen reflejo de la rivalidad que permanentemente existió entre las villas feriales, en este caso entre las de Valladolid, Villalón y Medina acerca de la supremacía y exclusividad de sus respectivas ferias. Respecto a esta debatida feria de Cuaresma, la muerte de Isabel la Católica –defensora constante de las ferias de Medina del Campo- y la posterior llegada al trono de Carlos V serán circunstancias decisivas para que el poderoso Conde de Benavente consiga a la postre el favor real para su feria de Villalón, zanjándose un conflicto legal que duró varias décadas.
De este original, perteneciente a los fondos documentales de nuestra Fundación, sabemos que en la última década del siglo XIX fue “encontrado por el Sr. Antero Moyano y publicado en el folletín del periódico ‘El Medinense’”, según leemos en la obra de Juan Ortega Rubio, Los pueblos de la provincia de Valladolid, en cuyas páginas también se haya transcrito (t.I, Apéndice IX, pp.384-388).
Durante la segunda mitad del siglo XV, las Ferias de Medina del Campo se celebraban durante los meses de mayo y octubre y, en cada caso, tenían una duración de cincuenta días a contar, en el primer caso, treinta días después de Pascua y, en el segundo, desde el primer día de octubre. La intención de los medinenses de mantener en la villa el mayor tiempo posible a los mercaderes llegados de lejanas tierras y, de manera más explícita, las favorables circunstancias que concurrieron desde los primeros años del reinado de los Reyes Católicos y su apoyo incuestionable, propiciaron la aparición de una nueva feria, la Feria de Cuaresma, que desde sus primeros tiempos chocó con los intereses de las que por entonces celebraban Valladolid y Villalón.
Tras unos años de continuos pleitos y enfrentamientos, en los que Medina resulta siempre favorecida por la citada protección ejercida por los Reyes Católicos, la llegada al poder de Doña Juana y su hijo Carlos V va a marcar una nueva etapa de cambios de orientación del favor real que culminará con la prohibición dictada por el Emperador, el 9 de agosto de 1518, de celebrar en Medina la mencionada feria de Cuaresma, favoreciendo al poderoso Conde de Benavente y su feria de Villalón.
En este contexto histórico hay que enmarcar este importante documento original que presentamos como “Pieza del Mes” de octubre, que corresponde a un traslado (fechado el 26 de febrero de 1518) de una Carta Ejecutoria de los Reyes Católicos, dictada el 19 de febrero de 1502, por la cual revocaban la prohibición establecida por el Concejo de Valladolid de impedir a sus mercaderes que concurrieran a la Feria de Cuaresma de Medina del Campo, aduciendo que en ese tiempo iban a llegar los Príncipes a la entonces villa del Pisuerga y no podían faltar en su recibimiento. Los años de la emisión (1502) y del traslado (1518) de esta Ejecutoria de los Reyes Católicos, son más que significativos ya que marcan, el primero, un momento de máxima protección real de las Ferias de Medina y, el segundo, el inicio de una época de pérdida del favor inquebrantable por parte de la Corona.
La Carta Ejecutoria, manuscrita en pergamino, se abre con una hermosa “E” capital y presenta una cuidadísima caligrafía en letra cortesana. Pertenece a los fondos documentales de nuestra Fundación y de ella sabemos que en la última década del siglo XIX fue “encontrada por el Sr. Antero Moyano y publicada en el folletín del periódico ‘El Medinense’”, según leemos en la obra de Juan Ortega Rubio, Los pueblos de la provincia de Valladolid (1895), en cuyas páginas también se haya transcrita (t.I, Apéndice IX, pp.384-388). También la citan expresamente C. Espejo y J. Paz en su estudio clásico Las antiguas Ferias de Medina del Campo (1908) (pp.63-64).
Antonio Sánchez del Barrio |